Citas ITV > Ayuda > ITV en coches clásicos e históricos: requisitos y exenciones
Los coches clásicos e históricos representan una parte de la historia del automóvil, y para muchos aficionados son auténticas joyas sobre ruedas. Conducir un vehículo que tiene varias décadas de antigüedad puede ser un placer, pero también supone una responsabilidad. Una de las obligaciones más importantes sigue siendo la Inspección Técnica de Vehículos, pero ¿sabes cómo funciona este trámite en el caso de los coches antiguos? ¿Tienen que pasar las mismas pruebas que un coche moderno? ¿Cada cuánto deben hacerlo? ¿Existen exenciones o ventajas para los vehículos históricos?
Conviene aclarar la diferencia entre un coche clásico y un coche histórico, porque no son exactamente lo mismo aunque a menudo se usen los términos como sinónimos.
Un coche clásico es, en términos generales, un vehículo antiguo que se mantiene en buen estado y conserva sus características originales. No existe una definición legal concreta, pero en el mundo del motor se suele considerar clásico a todo vehículo con más de 25 o 30 años de antigüedad que sigue funcionando y tiene cierto valor sentimental o de colección.
Por otro lado, un vehículo histórico es una categoría oficial reconocida por la ley. Para que un coche sea considerado histórico, debe cumplir con una serie de requisitos establecidos en el Real Decreto 1247/1995, que regula el Reglamento de Vehículos Históricos. En concreto, puede obtener esta catalogación si tiene más de 30 años desde su fabricación o primera matriculación, si su modelo ha dejado de producirse, y si se encuentra en un estado de conservación adecuado o ha sido restaurado respetando sus características originales.
El vehículo debe ser catalogado oficialmente como histórico por la autoridad competente de cada comunidad autónoma. Para ello, necesita un informe de un laboratorio oficial y la autorización de la Jefatura Provincial de Tráfico, junto con una nueva matrícula específica que empieza por la letra “H”.
¿Por qué es importante esta distinción para la ITV? Porque solo los vehículos catalogados oficialmente como históricos pueden beneficiarse de exenciones, revisiones más espaciadas y requisitos adaptados a su antigüedad. En cambio, un coche clásico que no esté inscrito como histórico deberá seguir las mismas normas que cualquier otro vehículo de su categoría, aunque tenga más de treinta años.
La ITV para coches históricos no es exactamente igual que para los vehículos modernos. Las estaciones aplican un protocolo adaptado a la antigüedad, las características técnicas y el valor patrimonial del vehículo. El objetivo no es exigirle lo mismo que a un coche recién salido de fábrica, sino comprobar que se encuentra en condiciones de circular de manera segura y que se mantiene fiel a su configuración original.
La primera inspección, en el momento de obtener la catalogación como histórico, es la más completa. En ella se evalúan todos los sistemas del vehículo y se establecen los parámetros personalizados que se aplicarán en las futuras ITV. A partir de entonces, las revisiones periódicas serán más sencillas y con menor frecuencia.
Durante la inspección, los técnicos revisan los elementos básicos de seguridad, como los frenos, la dirección, la suspensión, las luces y los neumáticos. Las pruebas se adaptan al tipo de tecnología del vehículo. Por ejemplo, si un coche de los años sesenta no dispone de cinturones de seguridad o luces antiniebla porque no eran obligatorios en su época, no se le exige instalarlos. Del mismo modo, si el vehículo tiene un sistema de frenos o emisiones que no cumple los estándares actuales, no se considera defecto siempre que se mantenga en su estado original y funcione correctamente.
Los técnicos también revisan el estado estructural del chasis y la carrocería para asegurarse de que no existen riesgos para la seguridad. Las fugas, el estado de los neumáticos y las uniones mecánicas también se comprueban, aunque con un criterio más flexible. El objetivo es conservar el equilibrio entre la seguridad y el respeto al patrimonio automovilístico.
En cuanto a los niveles de emisiones, los coches históricos están exentos de cumplir las mismas normas que los vehículos actuales. Las pruebas se ajustan a los estándares que existían en el momento de su fabricación. Esto significa que un coche fabricado antes de la introducción de los catalizadores o de los límites de emisiones europeos no será penalizado por emitir más humo siempre que no supere los valores razonables establecidos en su ficha técnica o por el laboratorio que lo catalogó.
Otro aspecto importante es que, en muchos casos, los coches históricos no hacen la prueba de frenado en rodillos si existe riesgo de dañar los componentes. En esos casos, la comprobación se hace de forma manual o visual. Lo mismo ocurre con la prueba de suspensión o de ruidos: se adapta al tipo de vehículo y a su sistema original.
A pesar de estas particularidades, los coches históricos deben mantener unas condiciones mínimas de seguridad para circular. Si presentan defectos graves, la ITV puede ser desfavorable y el vehículo deberá repararse antes de volver a usarse, igual que cualquier otro.
En cambio, los vehículos clásicos no catalogados como históricos deben pasar la ITV exactamente igual que los coches modernos de su categoría. Por ejemplo, un turismo clásico con más de 25 años que no tenga matrícula histórica deberá pasar la inspección cada año, igual que cualquier otro turismo de más de diez años, y cumplir con las mismas pruebas de frenos, emisiones y luces.
Una de las grandes ventajas de los coches históricos es que no tienen que pasar la ITV tan a menudo. El Real Decreto 920/2017 que regula la Inspección Técnica de Vehículos, establece una periodicidad especial para estos automóviles.
Por norma general, los turismos históricos deben pasar la ITV cada cuatro años en lugar de cada año como los coches normales. Los motociclos históricos también disfrutan de esta periodicidad ampliada. La frecuencia exacta puede variar según la comunidad autónoma y las características del vehículo, ya que el laboratorio que realiza la catalogación puede establecer intervalos diferentes en función de su estado de conservación o de su antigüedad.
En el caso de los vehículos muy antiguos, fabricados antes de 1950 o que se consideren de especial valor histórico, las comunidades autónomas pueden autorizar inspecciones cada cinco o incluso seis años, siempre que el vehículo se use de forma ocasional y no presente riesgos para la circulación.
Además, los coches históricos disfrutan de otras exenciones adicionales. Por ejemplo, están exentos de cumplir las normas actuales de emisiones contaminantes y ruido, y no están obligados a incorporar elementos modernos de seguridad que no existían en el momento de su fabricación. Tampoco se les exige disponer de neumáticos, luces o espejos retrovisores con las homologaciones actuales, siempre que mantengan los que les correspondían originalmente.
Otro beneficio es que muchos ayuntamientos ofrecen ventajas fiscales o de circulación para los vehículos con matrícula histórica, como reducciones en el Impuesto de Circulación (IVTM) o acceso autorizado a zonas de bajas emisiones (ZBE). Estas ventajas no dependen de la ITV, sino de la normativa municipal.
A pesar de las exenciones, los propietarios de coches históricos deben ser conscientes de que la ITV sigue siendo obligatoria. Circular sin tenerla en vigor puede conllevar sanciones de 200 euros, igual que en cualquier otro vehículo. El seguro puede negarse a cubrir los daños en caso de accidente si la inspección está caducada.
Para los vehículos históricos que apenas circulan —por ejemplo, los que se usan solo en exposiciones, concentraciones o eventos—, existe la posibilidad de solicitar una limitación de uso en la ficha técnica. Esto implica que el coche solo puede circular en determinadas circunstancias, pero a cambio puede beneficiarse de revisiones aún más espaciadas y requisitos más flexibles.
Citas-itv.com