¿Cubre el seguro un accidente si no tengo la ITV en vigor?

La Inspección Técnica de Vehículos es un requisito obligatorio para circular por las carreteras españolas. Muchos conductores se preguntan qué ocurre si sufren un siniestro justo cuando la ITV está caducada. La preocupación es lógica: la ITV en vigor es una garantía mínima de que el vehículo cumple las condiciones de seguridad, y circular sin ella puede tener consecuencias económicas, administrativas y también con las aseguradoras. Comprender si el seguro cubre un accidente sin ITV es esencial para saber a qué riesgos se expone cualquier conductor.

Cuando un vehículo no tiene la ITV vigente puede seguir circulando únicamente para desplazarse a la estación correspondiente, pero en el resto de situaciones se considera que está incumpliendo la ley. Aun así, la relación entre ITV caducada y seguro no es tan sencilla. No existe una única respuesta, porque depende del tipo de póliza, de las condiciones particulares del contrato y de la naturaleza del accidente. 

¿Qué dice la ley sobre circular sin ITV en vigor?

Circular sin ITV no solo afecta a la seguridad vial, sino también a la responsabilidad del conductor en caso de accidente. La normativa es clara: cualquier vehículo que circule sin haber superado la ITV dentro del plazo establecido está cometiendo una infracción. Esto implica una sanción económica que puede oscilar entre 200 y 500 euros, dependiendo del caso, y la posible inmovilización del vehículo.

Carecer de ITV válida significa que el vehículo no ha demostrado oficialmente su estado de seguridad. Sin embargo, y este es un punto clave, la legislación española no establece que la falta de ITV anule automáticamente la cobertura del seguro. El problema aparece cuando la aseguradora entiende que la ITV caducada tiene relación con el origen del accidente o con el agravamiento de sus consecuencias.

Por tanto, aunque circular sin ITV sea sancionable, no significa que el seguro quede sin efecto. La ITV caducada no invalida por sí sola la póliza, pero sí puede complicar la indemnización.

¿Cubre el seguro un accidente si la ITV está caducada?

En la mayoría de los casos, sí: la aseguradora tiene obligación de atender la responsabilidad civil frente a terceros, incluso si el vehículo no tiene la ITV en vigor. Esto significa que si provocas un accidente y dañas a otro vehículo, personas o bienes, la cobertura de responsabilidad civil seguirá funcionando. La ley obliga a las aseguradoras a cubrir los daños a terceros, ya que esta protección es obligatoria.

Sin embargo, hay matices importantes. Aunque el seguro responda inicialmente, la compañía puede reclamar posteriormente al asegurado si demuestra que la falta de ITV contribuyó al siniestro. Este proceso se denomina “derecho de repetición”, y supone que la aseguradora puede exigir al propietario del vehículo el reembolso total o parcial de lo pagado.

Por ejemplo, si el accidente se debe a un fallo mecánico que debería haberse detectado en la ITV, la compañía puede argumentar que el vehículo no era apto para circular. En ese caso, aunque pagará los daños a terceros, podría reclamar al conductor el importe de esa indemnización. También puede denegar el pago de los daños propios del vehículo asegurado si la póliza incluye coberturas como todo riesgo o daños propios.

En definitiva, el seguro cubre un accidente sin ITV pero no es una garantía completa. La ITV caducada puede abrir la puerta a reclamaciones posteriores, especialmente cuando el origen del siniestro está relacionado con una avería que la inspección técnica habría detectado.

Qué pasa con los daños propios cuando no hay ITV en vigor

Más allá de la responsabilidad civil, uno de los puntos más sensibles es la cobertura de daños propios. Esto afecta a las pólizas a todo riesgo o con franquicia. Cuando un vehículo sufre un siniestro y no tiene la ITV en vigor, la aseguradora tiene mayor libertad para denegar la reparación del daño propio del vehículo porque no está obligada por ley a cubrir esos daños.

Las aseguradoras suelen revisar con detalle el estado del vehículo tras un siniestro, y en ausencia de ITV pueden entender que existía un riesgo agravado. La ITV representa para las compañías una certificación mínima de seguridad; sin ella, es más fácil que argumenten que el vehículo no cumplía con las condiciones necesarias para circular. Esto se complica aún más si la causa del accidente está relacionada con elementos que se revisan en la inspección, como frenos, neumáticos, dirección o luces.

Si el accidente no guarda relación con el estado del vehículo, la aseguradora puede llegar a cubrir los daños propios. Pero la decisión final dependerá del informe pericial y de las condiciones de la póliza. Por eso, la ausencia de ITV en vigor siempre supone un riesgo añadido para el propietario.

¿Qué ocurre si el accidente está causado por un fallo que detectaría la ITV?

Cuando el origen del accidente se vincula a un fallo mecánico que la ITV habría identificado, las consecuencias pueden ser más graves. La falta de ITV en vigor se interpreta entonces como negligencia por parte del propietario del vehículo.

En estos casos:

1. La aseguradora está obligada a cubrir a los terceros perjudicados, pero puede reclamar después todo lo abonado.
2. Puede denegar la reparación del vehículo del asegurado.
3. Puede considerar que el contrato se ha incumplido por agravamiento del riesgo.

Ejemplos habituales incluyen frenos desgastados, neumáticos en mal estado, fallos de dirección o luces inoperativas. Estos elementos forman parte de las comprobaciones básicas de la ITV, y su mal estado se relaciona directamente con la seguridad del vehículo. Por esto, un accidente sin ITV puede suponer mayores responsabilidades si queda probado que el fallo mecánico era el detonante del siniestro.

Consecuencias administrativas y legales más allá del seguro

Además de los problemas con la aseguradora, circular sin ITV válida implica otras responsabilidades. La multa por ITV caducada es automática cuando un agente detecta la irregularidad, pero también puede recibirse sin ser detenido, ya que los sistemas de cámaras y radares pueden identificar el estado de la ITV.

Si el vehículo está implicado en un accidente, las autoridades pueden inmovilizarlo si consideran que no es apto para circular. En algunos casos, sobre todo cuando el vehículo presenta defectos graves, puede incluso ordenarse su traslado en grúa.

También puede haber consecuencias penales en situaciones extremas. Si un accidente grave se produce por negligencia evidente relacionada con el mal estado del vehículo, el conductor puede enfrentarse a acusaciones por imprudencia. No es lo habitual, pero la falta de ITV puede ser un factor que agrave la percepción de la responsabilidad del conductor.

Cómo evitar problemas: la importancia de llevar la ITV en vigor

Mantener la ITV al día es la forma más sencilla de evitar riesgos. La ITV en vigor no es solo una obligación administrativa, es la prueba de que el vehículo cumple las condiciones mínimas de seguridad. También reduce los problemas con las aseguradoras, ya que elimina una de las causas habituales de conflicto tras un accidente.

La ITV caducada puede convertirse en un problema incluso aunque el conductor tenga la razón en un siniestro. Si la otra parte intenta cuestionar el estado del vehículo, las discusiones pueden alargar los tiempos de indemnización. Por ello, llevar la ITV vigente es una garantía tanto para la seguridad física como para la seguridad legal y económica.