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Diferencias entre ITV favorable, desfavorable y negativa

Diferencias entre ITV favorable, desfavorable y negativa

Cada vez que un vehículo pasa por la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), recibe un resultado que determina si puede o no circular con normalidad. Algunos conductores desconocen qué implica realmente que una ITV sea favorable, desfavorable o negativa. A simple vista parece algo técnico, pero en realidad marca la diferencia entre poder usar el coche sin problema o enfrentarse a una multa, una inmovilización e incluso la obligación de repararlo antes de volver a ponerlo en marcha. Comprender estas diferencias no solo evita sanciones, sino que también ayuda a mantener el vehículo en buen estado y garantiza la seguridad al conducir.

ITV favorable: el vehículo está en condiciones para circular

El mejor resultado que puede obtener un vehículo tras pasar la inspección es el de ITV favorable. Significa que los técnicos no han encontrado defectos graves y que el coche, moto o furgoneta cumple con los requisitos mínimos de seguridad y emisiones exigidos por la normativa. Este resultado se emite cuando los defectos detectados, si los hay, son leves y no afectan al funcionamiento general del vehículo.

Los defectos leves suelen ser detalles menores, como una luz de matrícula fundida, un limpiaparabrisas desgastado o un pequeño fallo en una junta. En estos casos, la inspección se considera superada, pero se recomienda al conductor corregir esos fallos cuanto antes. La estación ITV entrega un informe favorable, sella la ficha técnica y coloca la pegatina de la ITV correspondiente al año y mes de la siguiente inspección, que debe pegarse en el parabrisas.

Con una ITV favorable, el vehículo puede circular libremente hasta la fecha de la próxima revisión, siempre que se mantenga en condiciones adecuadas. Es importante no confundir “ITV favorable” con “vehículo perfecto”: la inspección garantiza que cumple los requisitos mínimos, pero no sustituye al mantenimiento regular que cada propietario debe hacer a su vehículo.

La validez de la ITV depende del tipo y la antigüedad del vehículo. Por ejemplo, los turismos particulares deben pasar la ITV cada dos años a partir del cuarto año desde su matriculación, y anualmente una vez que cumplen diez años. Las motocicletas la pasan cada dos años a partir del cuarto año, y las furgonetas o vehículos industriales, con una periodicidad mayor. Todos estos plazos están fijados por ley y figuran en la documentación que entrega la estación.

Una ITV favorable, por tanto, es el estado ideal: garantiza que el vehículo está en regla, evita sanciones y permite conducir con tranquilidad.Es fundamental conservar el informe y el justificante de la inspección, ya que pueden ser requeridos en caso de control o para trámites como la venta del vehículo.

ITV desfavorable: se detectan defectos graves, pero puede circular con limitaciones

Cuando la inspección no sale tan bien, el resultado puede ser ITV desfavorable. Esto ocurre cuando los técnicos detectan defectos graves que afectan a la seguridad del vehículo o al medio ambiente. Estos fallos no son tan peligrosos como para impedir que el coche se mueva, pero sí lo bastante importantes como para impedir su uso normal en carretera hasta que se repare.

Al recibir una ITV desfavorable, el conductor no puede circular libremente. La ley permite únicamente desplazarse desde la estación ITV al taller para realizar las reparaciones necesarias y, una vez corregidos los fallos, volver a la ITV para una nueva inspección. Es decir, el vehículo solo puede moverse para esos dos trayectos concretos y no para ningún otro uso.

El informe de inspección detallará cuáles son los defectos graves que deben solucionarse. Pueden ser, por ejemplo, frenos en mal estado, neumáticos muy desgastados, luces que no funcionan correctamente o emisiones contaminantes fuera de los límites permitidos. En este punto, el conductor dispone normalmente de dos meses para reparar el vehículo y presentarlo de nuevo en la misma estación. Si no lo hace dentro de ese plazo, la estación puede comunicar la situación a la Jefatura Provincial de Tráfico, que puede llegar a dar de baja temporal el vehículo, impidiendo su circulación hasta que se regularice.

Durante ese periodo, el conductor debe conservar el informe de la ITV, ya que si un agente le detiene podrá justificar que el vehículo está en proceso de reparación. No obstante, si circula por otros motivos o usa el coche para desplazamientos no autorizados, puede ser sancionado con una multa de 200 euros e incluso la inmovilización del vehículo si los defectos suponen un peligro para la seguridad vial.

Cuando el coche vuelve a la estación para la revisión posterior, los técnicos solo comprueban los elementos que fallaron en la primera inspección. Si todo está en orden, la ITV se considera favorable y el vehículo vuelve a estar autorizado para circular. En algunos casos, si el coche se presenta dentro del plazo y en la misma estación, no es necesario pagar la tasa completa de nuevo, sino solo una revisión parcial o sin coste adicional, dependiendo de la comunidad autónoma.

Tener una ITV desfavorable indica que el vehículo necesita mantenimiento urgente. Lo importante es no ignorar el resultado y reparar los fallos lo antes posible, ya que, además de la sanción económica, circular en mal estado puede provocar averías mayores o accidentes.

ITV negativa: el vehículo no puede circular bajo ningún concepto

El resultado más serio y restrictivo de todos es la ITV negativa. Este diagnóstico se emite cuando el vehículo presenta defectos muy graves que suponen un riesgo inminente para la seguridad vial o el medio ambiente. En este caso, el coche no puede moverse por sus propios medios ni siquiera para ir al taller. La normativa obliga a trasladarlo en grúa desde la estación ITV hasta el lugar donde se reparará.

Cuando la ITV es negativa, la estación retira el permiso de circulación del vehículo y lo remite a la Jefatura de Tráfico correspondiente. El coche queda inmovilizado administrativamente hasta que se reparen los fallos y se supere una nueva inspección con resultado favorable.

Entre los motivos que pueden causar una ITV negativa se encuentran problemas estructurales graves, como el deterioro del chasis, un sistema de frenos totalmente ineficaz, pérdidas de combustible importantes, neumáticos en condiciones peligrosas o un fallo severo en la dirección. Estos defectos hacen que el vehículo no sea seguro ni para el conductor ni para los demás usuarios de la vía.

Circular con una ITV negativa es una infracción muy grave sancionada con 500 euros sin descuento posible. Los agentes pueden además inmovilizar el vehículo en el acto si detectan que está circulando. En algunos casos, incluso podría haber responsabilidades penales si se produce un accidente derivado del mal estado del coche.

La diferencia fundamental entre una ITV desfavorable y una negativa es que, con la primera, el vehículo puede desplazarse únicamente al taller, mientras que con la segunda no puede circular de ninguna manera. En la práctica, la ITV negativa indica que el vehículo está fuera de servicio hasta nueva revisión. Una vez reparado, deberá transportarse nuevamente en grúa hasta la estación ITV, donde se verificará que los defectos se han corregido. Solo entonces se podrá volver a obtener el informe favorable y el permiso de circulación.

Los defectos graves o muy graves no siempre se deben a la edad del vehículo. En ocasiones, un coche relativamente nuevo puede obtener un resultado negativo si ha sufrido un accidente o si presenta modificaciones no homologadas que afecten a su seguridad. También puede suceder si el conductor ha realizado cambios en el sistema de escape, la suspensión o la iluminación sin cumplir con los requisitos legales.

La ITV negativa no significa que el coche haya quedado inutilizable para siempre, significa que necesita reparaciones urgentes y que no puede moverse hasta que esté en condiciones seguras. Si se actúa con rapidez y se corrigen los fallos, el vehículo podrá volver a circular con normalidad tras superar una nueva inspección.

 

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